Los miembros tienen diferentes edades, formaciones, experiencias y trabajan en distintas organizaciones y proyectos. La combinación de estos factores puede generar otras visiones y opiniones sobre la problemática amazónica y que estrategias se pueden desarrollar para solucionar y enfrentar los desafíos. La diversidad y heterogeneidad no necesariamente significa algo malo, porque la intersectorialidad justo podría ser la fuerza del grupo: tener diferentes perspectivas a un problemática compleja podría generar intervenciones más integrales.
Sin duda, hay algo en común: el interés en la Amazonía. Sin embargo, hay muchas temas para abordar en la Amazonía y por lo tanto el reto es encontrar intereses concretos en común para entender mejor que puede convocar al grupo y como.
Sí bien es importante tener algo en común, siempre es un valor agregado al grupo tener personas con diferentes experticias. En búsqueda a lo que uno y otro diferencia, todos los miembros de ARA fueron entrevistad@s[1] sobre su enlace con la Amazonía, su trabajo, su expectativa de ARA y sus posibilidades para apoyar la plataforma.
En base a las opiniones de l@s diferentes miembros durante las entrevistas personales, concluyo que la preocupación sobre la deforestación, el desarrollo actual de la Amazonía y los impactos que eso genera, son las inquietudes comunes al interior del grupo.
Como enfrentan esa problemática es como uno se diferencia de otro. De un lado, hay la diferencia en cómo enfrentar la problemática: a través de la investigación, gestión ambiental, educación ambiental, conservación, capacitación de actores claves, elaboración de planes de manejo territorial, métodos de valorización de bosque en pie, la generación del diálogo y propuesta de políticas públicas. De otro lado diferencian en el enfoque del método: petróleo, colonización, biodiversidad, agua, re-/deforestación, infraestructura y uso de suelo. También diferencian en los actores con quienes trabajan en conjunto: indígenas, gobiernos locales, estudiantes, científicos, empresas, colonos, sociedad civil en sí o solo la naturaleza.
Finalmente, todos trabajan en áreas geográficas diversas: unos se concentran totalmente en la Reserva de la Biosfera del Yasuní, en Zamora-Chinchipe o en el norte de la Amazonía ecuatoriana. Otros sin embargo tienen un área de trabajo más amplio y tienen intervenciones en toda la Amazonía ecuatoriana. Juan Carlos Palacios por ejemplo, trabaja desde hace 14 años en la Amazonia ecuatoriana, y últimamente en municipios fronterizos.
Varios miembros tienen experiencia regional. Por ejemplo, Paulina Arroyo trabaja en todo la ecoregión amazónica. Susan Poats en cambio, tiene experiencia en Brasil, Perú y Ecuador y a pesar de que no está trabajando en la Amazonía en este momento, siempre está pendiente de la región. Por otro lado, Veronica Quitiguiña y Hugo Mogollón tienen amplia experiencia en Yasuní y buscan ahora como trabajar en conjunto con Perú.
Entre los distintos intereses, el trabajo en torno a la propuesta de mantener el crudo bajo tierra en el campo Yasuní -ITT convoca a tod@s l@s miembros de ARA pues cruza los diferentes temas, enfoques y actores con quienes l@s miembros trabajan. Aunque no todos trabajan directamente en el tema o en la zona específica (RB Yasuní), la iniciativa une temas como petróleo, colonización, deforestación, biodiversidad, problemática socio-ambiental y genera posibilidades para la investigación, conservación, valorización del bosque en pie y manejo territorial. Incluso, como decía Susan Poats, intelectualmente hablando es un reto de pensar y discutir sobre cómo se puede generar un modelo alternativa a la explotación y un desarrollo sustentable en la Amazonía.
